Por: José Centurión Ruiz (*)
Para los que defienden el “sistema” y para los que gozan de él, los mismos que se vanaglorian y se ufanan del modelo económico, destacan el crecimiento del PBI y las inversiones del capital foráneo, sin ponerse a pensar o analizar un solo segundo del poco desarrollo de nuestro país.
Y es que se vende la falsa idea de que crecimiento es igual a desarrollo y, en complicidad de la mayoría de medios y de “destacados” economistas, no hacen la diferencia porque es mejor que la población no conozca esta verdad y siga en la ignorancia y la mentira.
¿Cómo se mide el crecimiento de un país?
Existen varias maneras de medir el crecimiento de una nación, pero el que más se utiliza es el crecimiento económico a través del Producto Bruto Interno o PBI, el cual es un indicador económico que señala el valor total de los bienes y servicios finales producidos en un año en un país, la que se calcula sumando el consumo, la inversión y las exportaciones, y restándole las importaciones.
Como se verá, es sólo la relación entre la economía y una nación determinada, sin valorar otros aspectos indispensables que se necesitan para apreciar el verdadero salto al desarrollo que un país requiere.
¿Qué es el desarrollo y cómo se mide?
Desarrollo es la mejora o progreso de una nación mediante la investigación y el mejor uso de sus recursos disponibles, y, a diferencia del crecimiento, responde a un plan ordenado y estructurado. Es el ascenso y evolución de la economía en la que caracterizan las innovaciones tecnológicas, aumentos de la productividad y de cambios sociales, los cuales van acompañados por un profundo cambio en la repartición de la riqueza.
Desarrollo es la mejora del bienestar y la calidad de vida, generando trabajo decente y jubilación digna, y una elevación cualitativa considerable en la educación, salud, vivienda y servicios públicos, con democracia y acceso para todos los ciudadanos de los beneficios de la tecnología y de la explotación de los recursos naturales del país.
Lo que pasa en el Perú
Es notable y evidente que en el Perú no existe desarrollo social, ni ánimo de los gobernantes y de los grupos de poder para que el país dé el salto a la modernidad tecnológica y social. Se hace todo lo posible para que continuemos igual y que se enriquezcan los de siempre.
Lo que sí ha crecido ampliamente es la corrupción, la delincuencia, el desempleo juvenil, el trabajo basura, la informalidad, la violencia social política y desde el poder. Pero, como dice el sociólogo Francisco Durand: “El pueblo sabe o sospecha que hay crecimiento mas no desarrollo, que los ricos son los principales beneficiarios, que el gobierno prefiere y protege y que no hay reformas a fondo porque ni a los políticos ni al poder económico les interesa realmente transformar el estado para que cumpla su rol educativo, social y de seguridad”.
(*) Responsable del Departamento de Prensa y Comunicaciones
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