• El 28 de julio de 1821 se proclamó la independencia política del Perú, pero continuamos aún con la dependencia económica.
• Los peruanos debemos luchar por un país solidario y no excluyente, para que todos podamos gozar de los logros económicos al ser mejor distribuidos.
• Los trabajadores estamos por un cambio de modelo económico que garantice que los beneficios del estado no sean sólo para una clase privilegiada.
El Perú enfrenta una disyuntiva que servirá para determinar si es que damos el salto al verdadero desarrollo o nos quedaremos, como siempre, como un país que sólo sirve para que sus recursos naturales, sus riquezas amazónicas y su abundante agua de ríos y lagos, sirvan para el enriquecimiento de una clase social y económica parasitaria, una clase política corrupta y vendepatria y de sus amos, las transnacionales y los organismos multilaterales como el FMI y el Banco Mundial.
Cuando se proclamó la independencia del Perú, la burguesía apostó por un modelo económico dependiente y que beneficiara los grandes negocios de las transnacionales de ese entonces. Recordemos los lesivos contratos con la empresa Dreyffus que se llevó el guano de nuestras islas a precio de regalo, el de Brea y Pariñas con la International Petruleum Company que se apropió del petróleo de Talara y otros, y el desvergonzado contrato con la Hunt Oil que recibe nuestro gas a 50 centavos de dólar el pié cúbico y los peruanos tendremos que comprarlo a 1 dólar 50 centavos para el consumo interno cuando sea necesario.
Otro rasgo característico de estos gobiernos es que la corrupción es indetenible y la impunidad es cosa de todos los días. Los ladrones de cuello y corbata salen de prisión mientras que muchos inocentes purgan prisión condenados por un Poder Judicial igualmente corrupto, donde las clases económicas privilegiadas son las favorecidas de los fallos y resoluciones.
El Congreso de la República es parte importante del “sistema democrático” vigente. Los partidos tradicionales juegan a alianzas siempre para su provecho o para favorecer a empresas transnacionales, otorgándoles concesiones y lotes de nuestras mejores reservas naturales, quienes las depredan, no sin antes pagar por los “faenones”.
Los trabajadores son la última rueda del coche neoliberal, ya que la legislación nefasta implantada por el fujimorismo sigue vigente y no se vislumbra ningún cambio de las reglas de juego en el cambio laboral, ni por éste ni por otro gobierno que profese la ideología neoliberal que pudiera llegar al gobierno.
Es por ésta razón que la mayoría de los ciudadanos del Perú, estamos por el cambio del modelo económico imperante, que es excluyente, discriminatorio y racista, que favorece a los ricos y las empresas transnacionales, desamparando a los más pobres y los trabajadores. Para lograrlo, necesitamos ser verdaderamente libres.
• Los peruanos debemos luchar por un país solidario y no excluyente, para que todos podamos gozar de los logros económicos al ser mejor distribuidos.
• Los trabajadores estamos por un cambio de modelo económico que garantice que los beneficios del estado no sean sólo para una clase privilegiada.
El Perú enfrenta una disyuntiva que servirá para determinar si es que damos el salto al verdadero desarrollo o nos quedaremos, como siempre, como un país que sólo sirve para que sus recursos naturales, sus riquezas amazónicas y su abundante agua de ríos y lagos, sirvan para el enriquecimiento de una clase social y económica parasitaria, una clase política corrupta y vendepatria y de sus amos, las transnacionales y los organismos multilaterales como el FMI y el Banco Mundial.
Cuando se proclamó la independencia del Perú, la burguesía apostó por un modelo económico dependiente y que beneficiara los grandes negocios de las transnacionales de ese entonces. Recordemos los lesivos contratos con la empresa Dreyffus que se llevó el guano de nuestras islas a precio de regalo, el de Brea y Pariñas con la International Petruleum Company que se apropió del petróleo de Talara y otros, y el desvergonzado contrato con la Hunt Oil que recibe nuestro gas a 50 centavos de dólar el pié cúbico y los peruanos tendremos que comprarlo a 1 dólar 50 centavos para el consumo interno cuando sea necesario.
Otro rasgo característico de estos gobiernos es que la corrupción es indetenible y la impunidad es cosa de todos los días. Los ladrones de cuello y corbata salen de prisión mientras que muchos inocentes purgan prisión condenados por un Poder Judicial igualmente corrupto, donde las clases económicas privilegiadas son las favorecidas de los fallos y resoluciones.
El Congreso de la República es parte importante del “sistema democrático” vigente. Los partidos tradicionales juegan a alianzas siempre para su provecho o para favorecer a empresas transnacionales, otorgándoles concesiones y lotes de nuestras mejores reservas naturales, quienes las depredan, no sin antes pagar por los “faenones”.
Los trabajadores son la última rueda del coche neoliberal, ya que la legislación nefasta implantada por el fujimorismo sigue vigente y no se vislumbra ningún cambio de las reglas de juego en el cambio laboral, ni por éste ni por otro gobierno que profese la ideología neoliberal que pudiera llegar al gobierno.
Es por ésta razón que la mayoría de los ciudadanos del Perú, estamos por el cambio del modelo económico imperante, que es excluyente, discriminatorio y racista, que favorece a los ricos y las empresas transnacionales, desamparando a los más pobres y los trabajadores. Para lograrlo, necesitamos ser verdaderamente libres.
(*) Responsable del Departamento de Prensa y Comunicaciones de la CGTP
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